La literatura científica ya no es lo que era...

Todos los que trabajamos en bibliotecas científicas o especializadas en las que hay publicaciones periódicas especializadas tenemos, como marcado a fuego en nuestro cerebro, la idea de que todo lo que vemos publicado en esas revistas es verdad (verdad verdadera, como el Yoigo). Vamos, que los que trabajamos en bibliotecas y centros especializados en medicina no nos atreveríamos nunca a dudar de la credibilidad y rigor de revistas como el Journal of the American Medical Association o el British Medical Journal. Y ya es improbable creer que en Medline (uno y trino) pueda haber información, digamos, poco pertinente.

Pues mal pensao!

Desde las profundidades del Massachussets Institute of Technology se alza la que es la mejor revista del ámbito científio-técnico del mundo entero: el Journal of Improbable Research. ¿Y por qué es la mejor? Por una razón bien sencilla: se encarga de publicitar los artículos publicados en revistas científicas normales que tienen como factor común tratar de las chorradas más grandes habidas y por haber.

La revista es de pago (lástima), pero tiene perlas interesantes de forma gratuita en la web, como por ejemplo un estudio para determinar si los gatos siempre caen de pie, un estudio que determina la sexualidad oculta de los bostezos, o un estudio exhausivo sobre la dureza gluteal de los guardias de seguridad. Hasta se da la respuesta a la eterna pregunta que nos hacemos siempre: ¿qué vino antes, el huevo o la gallina?

Por si fuera poco, también son los responsables de los Ig Nobel Prizes (los anti-nobels), que se dan cada año a los científicos que han publicado las mayores tonterías a lo largo del año. La lista completa de ganadores, aquí.

Y si aún os quedan ganas, hay revistas serias del mundo de la medicina que se dedican a hacer números especiales por fin de año con tonterías flagrantes y estudios estúpidos. Ejemplos de ello son el Canadian Medical Association Journal (ver el número de 5 de diciembre) o el British Medical Journal (número de 23 de diciembre). Así que, cuando vuestro doctor se ponga trascendente y pretenda instruiros con su diagnóstico, revisad antes si no ha participado en el estudio comparativo sobre lo buenos que están los cirujanos y los doctores en las series de médicos, o sobre la calidad de la asistencia médica que recibe la familia Simpson.

Vale ya, no más brasa científica. Puede que me de próximamente por comentar el Concierto de Año Nuevo de Viena de este año, que ha tenido (cómo no) referencias al mundo bibliotecario.

 

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