Breve historia de los soportes de información

En mi antigua biblioteca utilizabamos (probablemente aún se utiliza) un OPAC en modo texto. A estas alturas, cuando los interfaces gráficos de usuario están a la orden del día, puede parecer un tanto arcaico utilizar programas en modo texto. Es posible, pero ese programa iba muy bien, cumplía los objetivos de un OPAC eficaz y eficientemente (y era increíblemente rápido). Claro que su buena utilización conllevaba un cierta curva de aprendizaje.

En este sentido, cuando alguien nuevo llegaba a la biblioteca y quería catalogar un documento que contenía más de un soporte (como por ejemplo un libro con un CD-ROM) se le planteaba una duda. En el campo soporte se le ofrecía una extensa lista de soportes: texto impreso, CD-ROM, CD de audio, DVD... de los cuales sólo podía escoger uno. Entonces te preguntaban:

-¿Qué soporte pongo?

A lo que yo respondía con un:

-No hay quién te

-¿Nohayquiente?

-Sí, no hay quién te... soporte.

Esta era una de mis pequeñas bromas a los novatos. En realidad el truco consistía en que el campo soporte era un campo duplicable. Bastaba con un intro sobre el campo vacío y luego introducir cada uno de los soportes del documento de manera separada.

La historia de las bibliotecas va ligada a los diferentes soportes en los que se transmite la información. No hace falta ser filólogo para darse cuenta que el nombre mismo de biblioteca va ligado a uno de los soportes más difundidos. Pero claro, el surgimiento de nuevos soportes hace que el término biblioteca quede corto y es así como algunos acuñan términos más acordes con la realidad presente como pueda ser mediateca.

¿Acabará desapareciendo el término biblioteca? Es posible, aunque lo dudo mucho.

Pero volvamos al tema central de esta reflexión: los soportes de información y su evolución histórica.

Una breve, y por tanto no exhaustiva, historia de los soportes de información nos muestra que el proceso civilizatorio y la transmisión de la información están estrechamente interrelacionados.

Podríamos considerar que las pinturas rupestres son el primer soporte físico perdurable para la información que va más allá de la transmisión oral (intrínsecamente volátil) de la misma a través del lenguaje. Puede que sea algo aventurado decirlo, pero es el primer intento para fijar la información. Una de las características de dicho soporte es que estaba completamente ligado al hábitat, es decir, se fijaba la información allí donde se vivía; una cueva, una enorme piedra o algún otro relieve del terreno. Esta característica se traduce en que no era una información transportable.

Esta tendencia encuentra su continuidad en la historia propiamente dicha. Todas las civilizaciones antiguas han utilizado técnicas similares. Lo que cambió fue que en vez de cuevas se utilizaban templos u otro tipo de edificaciones. En este sentido podemos encontrar ejemplos como el antiguo Egipto, con sus jeroglíficos e inscripciones en la piedra de templos y pirámides. Pese al cambio la información continuaba ligada a un soporte que no era transportable.

Si no me equivoco el primer intento de un soporte de información perdurable y transportable se produjo en la civilización sumeria y sus tablillas de barro en las grababan su escritura cuneiforme. Dicho esto hay que advertir que la aparición de soportes transportables no hizo desaparecer el otro modelo antes explicado. En este sentido hay que huir de criterios historicistas y/o evolucionistas que presupondrían que la aparición de un nuevo medio eliminaba el anterior. Muy al contrario. Lo que se produce es un solapamiento de los soportes de información transportables con los que no lo eran. Por ejemplo, cabe recordar que en la época medieval, cuando el soporte libro ya era perfectamente conocido, los relieves de escenas bíblicas en las iglesias y catedrales continuaban siendo un soporte perfectamente válido. Más aún si tenemos en cuenta el analfabetismo imperante.

Pese a lo anteriormente dicho, no cabe duda de que la transportabilidad de la información fue un hecho revolucionario. En un proceso no exento de altibajos se fueron introduciendo sucesivas mejoras. Por ejemplo, la invención del papiro en el antiguo Egipto fue un paso importantísimo, pues permitió el posterior surgimiento del formato libro en su primigenio estadio de libro-rollo (considerando rollo en el sentido literal y no en el metafórico, qué les veo venir) y el nacimiento de las primeras bibliotecas.

El soporte libro ha sido, sin duda, uno de los modelos de soporte que más éxito ha tenido, llegando hasta nuestros días. Aún así su formato y sus medios de producción no han permanecido inalterados a lo largo de la historia, sino que han sufrido diversas y profundas mutaciones. Sin ir más lejos, en cuanto a formato se refiere, el paso del libro-rollo al libro con cubiertas y páginas, tal y como lo conocemos hoy en día, no estuvo exento de problemas.

Pero una de las revoluciones más importantes del soporte libro se produjo en el ámbito de los medios de producción. Me estoy refiriendo a la imprenta de Gutenberg. Con este invento, y sus sucesivas mejoras, se produjo un salto cualitativo. Se paso de la producción artesanal de ejemplares únicos a la producción en serie.

A día de hoy, el advenimiento de las llamadas tecnologías de la información nos conducen a un nuevo salto cualitativo. En la era de la información el soporte en sí mismo va perdiendo importancia en tanto que la información se convierte en una entidad abstracta compuesta de ceros y unos que va saltando de un soporte a otro; de las primigenias cintas de cassette a los disquetes de 5'25", de estos a los de 3'5", de ahí a los discos duros, discos zip, discos compactos (en sus diversos formatos: CD, DVD, HD-DVD, Blu-ray DVD) o memory cards.

Como ven es difícil de aventurar el futuro de los soportes físicos. En este sentido hasta los autores de ciencia ficción se han visto superados por los acontecimientos. Sin ir más lejos, William Gibson, el padre del cyberpunk, conserva el soporte cinta en su trilogía del Sprawl. Soporte que hoy en día, pese a utilizarse, está al borde de la obsolescencia.

Y todo esto ¿qué repercusión tendrá para las bibliotecas? Es difícil de prever. En mi humilde opinión, considero que difícilmente llegaremos al modelo de soporte único (a menos, claro, que sean todos absorbidos por el imperio maligno, es decir, google) y que, lo mismo que sucedía con los soportes transportables y no transportables, se producirán solapamientos entre los diversos tipos de soportes. En todo caso, y para finalizar (sí, ya acabo, reconozco que se me ha ido un poco la mano), aquí les dejo con uno de los futuros posibles:

La biblioteca Wong, poseedora de la mayor colección de literatura en el universo occidental.


 

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