Si tú estás harta, yo estoy hasta los ovarios

Este blog nunca ha pretendido ser políticamente correcto, pero es probable que en este post haya algún que otro ofendido. Nada más lejos de mi intención que convertir Frikitecaris en una discusión bizarra al más puro estilo Iwetelero, pero es que se me han hinchado las narices. Y como saben, eso entraña sus riesgos.
Les explico. Hace unos días apareció una carta en el diario 20 minutos donde una chica se quejaba lánguidamente del intrusismo profesional en biblioteconomía. Dicha discusión es más vieja que el andar a pie y, sinceramente, a estas alturas de la caminata, apesta. Existen varios problemas:

a) Mucha gente quiere ser funcionaria. Así, sin más: "ser funcionario", de lo que sea. Y auxiliar de biblioteca pinta bien, un puesto tranquilo (eso creen) y sin grandes complicaciones trascendentales. Los requisitos exigidos varían según la comunidad autónoma, pero con que te chupes el temario y tengas alguna titulación -aunque no sea específica- basta y sobra. Bueno, eso y aprobar, que no es poco.

a.1. Luego pasa lo que pasa, y es que tenemos conserjes y jardineros metidos a auxiliares porque tienen mayor puntuación por antigüedad. El problema no es que sean jardineros reciclados, el problema es que a lo que aspiran es a calentar la silla y a no pasar frío en invierno.
a.2. Existe otra variante de a.1.: el enchufismo. Esas hijas de alcalde cuya cabeza se ve atravesada por un rayo de luz de oreja a oreja sin topar con obstáculo alguno...

b) La Vocación. Así, en mayúsculas "Vocación". Entre nuestro sector hay mucho esnobismo, egocentrismo y varios más -ismos que, dicho sea de paso, contrastan mucho con la opinión que sobre nosotros tienen en el sector. Parece ser que sólo los diplomados en biblioteconomía y (matización importante) además licenciados en documentación han oído la llamada de la verdad. El resto, "híbridos" (con una -la que sea- carrera universitaria y "tan sólo" la licenciatura en documentación) como se los viene a dominar, son denostados a una categoría inferior, cual (y uso una expresión que me ha llegado por mail) perroflautas venidos a más o frikis venidos a menos. Por supuesto, aquellos auxiliares sin formación reglada en biblioteconomía son, sencillamente, relegados al más puro ostracismo, como meros ordenalibros. Y así, señores, menospreciándonos unos a otros, no vamos a ningún lado.

c) Nos lamemos mucho las heridas, pero de puertas para adentro y nos escudamos en nuestra jerga para hacernos sentir importantes, rozando a veces el ridículo de caras a la sociedad. Vean el comentario 70, que parece sacado de un manual de biblioteconomía:

Los documentalistas somos profesionales que estamos formados para gestionar la información dentro de las organizaciones. Además, somos capaces de analizar, fijar y mejorar los flujos de información organizativa para la mejora de la productividad de ésta. Nuestra formación es marcadamente interdisciplinar, por lo que los documentalistas muestran una gran capacidad de adaptación ante las nuevas situaciones y necesidades de las organizaciones. Las funciones que desempeñamos son la búsqueda y recuperación de información, la edición de productos documentales —resúmenes de índices o de prensa—, el tratamiento continuado de la información documental; además de saber planificar y gestionar la elaboración de informes, memorias y estadísticas. (...)

Todo ello es verdad, pero ¿alguien que no es del ramo va a entender un pepino? ¿Tanto nos cuesta "rebajarnos" a un lenguaje más comprensible? ¿Acaso no tenemos otra manera de sacar pecho? En ese sentido, en la misma lista Iwetel apareció un mensaje aludiendo a "técnicas" para que te valoren en el trabajo. Dichas técnicas, sólo aplicables en el ámbito de la empresa privada, consistían en mantener secuestrada durante unas horas la documentación solicitada para que no pensaran que era sencillo; en definitiva, para que el usuario sudara a mares pensando que lo que había pedido era poco menos que imposible y besara los pies al fantástico y maravilloso documentalista que lo había conseguido. ¡¿Y nos llamamos profesionales?! ¿A vosotros os pagan por trabajar y dar resultados o por ir jodiendo a los usuarios?

Señores, que pare el tren que yo me apeo.

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Nota1: Este post es exclusivamente en mi nombre. El resto de Frikitecaris no lo suscriben necesariamente.
Nota2: Y a la autora de la carta, si acepta mi humilde opinión y por el bien de su futuro, le recomiendo enérgicamente que dedique el tiempo a estudiar sus oposiciones en vez de a enviar cartas al director y leerse las trescientas respuestas.
Nota3: Con el permiso de su autora, Ainoa Quevedo, querría copiar el mensaje (enviado a Iwetel) de una de las susodichas intrusas, con la que coincido punto por punto.

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Hola amigos,

Yo me acuso: soy una intrusa. Soy una intrusa pero de las buenas, he tenido el descaro de licenciarme en historia y buscar trabajo en algo que me apasiona: el mundo de la documentación . He estado cinco años currándome mi título de intrusa, otros tantos de becaria, aprendiendo esas cosas de bibliotecarios a las que parece que no tengo derecho, dejándome el súper sueldo de becaria en posgrados y cursos, trabajando en archivos (sí, tuvieron la desfachatez de contratarme), trabajando gratis en una biblioteca -diocesana-, aprendiendo. Me gustaría recordaros que muchas de las directoras de bibliotecas y archivos nacionales y provinciales son licenciadas en historia.
Disculpadme porque no quiero ponerme sarcástica ni desagradable, pero me parece que ya está bien.
Trabajo en una profesión que me merece todo el respeto del mundo, que me encanta y no entiendo este recelo ni menosprecio, yo sí que estoy harta de aguantar impertinencias entre mis COMPAÑEROS .
Bibliotecario no es cualquier persona que trabaja en una biblioteca, pero yo por ser licenciada en historia tampoco soy historiadora. Un trabajo se aprende ejerciendo, formándote continuamente, respetando la profesión.

Los bibliotecarios tienen que salir más de los despachos y de su mentalidad sectaria .

Gracias


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Lo dicho, comencemos a respetarnos unos a otros, y sobre todo, a respetar la función y el trabajo de todos. Todos somos necesarios y todos deberíamos formar un solo equipo.

 

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