Hacedoras de milagros

Sí, señoras y señores. Ahora en la biblioteca también se hacen milagros. Más concretamente resurrecciones.

Pero no se me apuren l@s colegas que no se trata de resucitar a los "cenus" que pudieran perecer por causa de nuestras cruentas (y siempre justificadas) torturas. Los cadáveres enterrados bajo los cimientos de nuestros templos del saber, cuyos espíritus sin duda están sufriendo los horrores del infierno, bién están donde están. Seguro que escuchando recitar una y otra vez alguna obra infame y soporífera mientras unas diablesas se dedican a agujerearles con sus tacones de aguja de hacer punto...

¡Ay! Discúlpenme, que me emociono imaginando la escena y me aparto en exceso del tema.

Estaba intentando explicar que los que se resucitan milagrosamente en la biblioteca son libros. Obras que fueron relegadas al olvido por esos cenutrios desalmados y ordenadas y conservadas con mimo por personal bibliotecario. Los mismos que les dimos un poco de dignidad en su muerte en los Depósitos del Más Acá ahora invocamos nuevamente estas obras y las resucitamos a una nueva vida, a nuevas lecturas.

Vean sino la página 11 del número 21 de la revista Mi Biblioteca: 10 libros escondidos en la Biblioteca Insular de Ibiza (se refieren a Eivissa, pero la marca comercial tira mucho), acabando con el lema "Libros resucitados para los usuarios".

Hace algún tiempo también se comentó el caso en el Diario de Ibiza de forma más extensa aunque menos funeraria.

*Nota: el artículo de Mi Biblioteca solo está diponible en la publicación en papel.

 

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