Manduco me flumen de te (Aprendiendo latín en la biblioteca)





¿Son ustedes de los que fueron al cine (¡y pagaron entrada!) para ver Beethoven, uno más de la familia porque estudian piano en el conservatorio, les encanta la música clásica y creyeron que iban a ver una biografía del genial compositor? Entonces, no lo duden: ¡esta es su actividad!

En su afán por mejorar la calidad de vida y el rendimiento académico de los alumnos, las bibliotecas suelen programar actividades de todo tipo. ¿Quién no ha asistido a algún ciclo de conferencias relacionadas con sus estudios, por ejemplo?

En las universidades privadas, como es lógico y pretende la patronal, este tipo de actividades se incrementa exponencialmente, pues cuentan con más recursos, y ya que los padres se dejan los cuernos dejándose los ahorros durante dieciocho años, para que el nene o la nena vayan a la universidad de prestigio, pues qué menos que recibir una educación que te permita integrarte en la élite, y unas actividades extraescolares chachi piruli.

Sin ir más lejos, la biblioteca de la prestigiosísima Universidad de Duke ha puesto en marcha un proyecto, Learning Latin in Library (Aprendiendo latín en la biblioteca), que ha sido un éxito mayúsculo. La biblioteca se ha llenado de estudiantes, que han ocupado la sala de lectura durante toda la noche. Aprender latín, lo que se dice aprender latín, no creemos que hayan aprendido mucho; al menos, los cenus del vídeo no tienen mucho aspecto de saberse el vocativo plural de bibliotecarius macizorrus. Lo que parece innegable es que se lo pasaron de miedo, y que lo más probable es que quieran profundizar en sus conocimientos de cultura latina.





No obstante, rogamos desde este humilde blog que, por el bien de la profesión, el fondo y la salud del lumbreras que programó la actividad (a veces se producen accidentes...), celebren la próxima edición en un auditorio, o al aire libre, pero, por lo que más quieran, dejen la biblioteca para actividades más silenciosas.

 

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